martes, 11 de febrero de 2014

"Her": indagación sobre el lugar de la Realidad


La foto anterior la capté (y capturé... con la aparente impunidad que me da ser usuario de Facebook) desde el muro de Blanca Strepponi; ella, a su vez, parece haberla tomado de otro muro: el de Pathos Zepeda Colletti, quien colgó un muy inteligente comentario: Hecho insólito: Un hombre fue sorprendido mirando al mundo real en el andén de una estación.

A ver: Mirar el mundo real... ¿cómo digerimos esa frase después de ver Her de Spike Jonze? Apenas pasando por las primeras escenas vino a mi mente alguien que se enfrentó a una realidad muy dura: la de la intolerancia. Me refiero a Alan Turing, quizás la primera persona que se planteó en serio la posibilidad de máquinas inteligentes.

Por supuesto, desde mucho antes que Turing ya la ciencia ficción había tocado el tema y los autómatas jugadores de ajedrez habían transitado el camino de algunas imaginaciones. Pero la frase que acabo de usar es hablar en serio; en otras palabras, Turing no escribió para atizar fantasías, lo hizo para proponer hechos realizables desde la experiencia que como científico le tocó vivir e intervenir. Es por esto que, en 1950 escribe un artículo --que ya es clásico en la literatura científica-- cuyo nombre original es Computing Machinery and Intelligence y que vio traducción en español como ¿Puede pensar una máquina? En este artículo, el genial matemático inglés propone un interesante juego para convertir una prueba de género (o de sexo, si lo prefieren; en todo caso se trata de distinguir a un hombre y a una mujer en cierta conversación) en una prueba de identificación humano--máquina; lo llamó juego de imitación.

El artículo describe el juego con lujo de detalles y probablemente nadie lo lee sin sentir que tiene alguna objeción, pero Turing pensó que todas las objeciones eran perfectamente clasificables (muy matemático, dirán algunos) y se dio a la tarea de analizar una por una y responder de manera casuística. Quizá lo más curioso es que una de las secciones aglutina una serie de características que exigirían de la máquina algo más que pensar, de hecho exigirían sentir. El resumen que hace Turing es una abigarrada lista que incluye enamorarse y hasta disfrutar de fresas con crema.

Ahora bien, yo sé cuando me he enamorado y también que disfruto de las fresas con crema, pero no puedo saber si en realidad las disfrutas. Mis únicas fuentes de conocimiento al respecto son mi propia experiencia y que tú me comuniques que tu placer coincide con el mío; pero ni siquiera puedo decir que son el mismo placer, a menos que me convierta en tí: en este punto no hay manera de escapar al solipsismo. Y lo válido para las fresas con crema también vale para la experiencia erótica: intuyo tu placer por tus manifestaciones externas, pero no siento tu placer: siento el mío, incluso como un placer derivado de la manifestación del tuyo... de allí no puedo pasar, es una barrera definitiva. Así es con cualquier ser humano, pero también ha de serlo con cualquier ente que manifieste el placer de la misma manera. He allí el punto de Spike Jonze en esta magistral película.
La ventaja para él --para Jonze-- es que pudo contar con las actuaciones de Joaquin Phoenix (como Theodore) y Scarlet Johansson (como el sistema operativo... ¡perdón!... como Samantha), quienes nos hacen una escena de tal sensualidad que cada uno la comparará con las mejores escenas eróticas de sus películas anteriores. Sin embargo, quien no ha visto Her no sabe la sorpresa que le espera.

En todo caso, sentir es una forma de reaccionar al medio ambiente, una manera de interpretar la experiencia. Turing admitió (en 1950) que las máquinas podrían sentir. Lo único que necesitarían para ello es una muy amplia capacidad de almacenamiento, que les permitiera interpretar la experiencia y ganar nueva información a partir de ella, sin necesidad de que esta información la incluyera un programador externo. Con cierto optimismo, el inglés aproximó en 50 años el plazo en el que las máquinas tendrían tal capacidad de almacenamiento que podrían jugar con éxito total al juego de imitación. Hoy, un poco más de sesenta años después de su vaticinio, las capacidades de almacenamiento lo han sobrepasado con un exceso impensable y el tema de punta para la construcción de las computadoras se denomina computación cuántica, una manera de decir que las partículas atómicas pueden convertirse en instrumento de computación. Con este recurso, las actuales capacidades de cálculo palidecerán ante las nuevas que producirá la emergente tecnología. Pudiéramos estar a un tris de hacer sentir a las nacientes criaturas hijas de este avance. Esto nos exigirá nuevos puntos de vista, sin duda.

Preveo las sonrisas irónicas, las cejas levantadas, las comisuras de los labios ladeadas, los encogimientos despectivos de hombros. No obstante, vale la pena preguntar si la deshumanizante arquitectura posmoderna de la desconocida ciudad en la que se desplazan los habitantes de Her, no es un reflejo de actitudes que ya habitan entre nosotros. ¿Acaso Facebook no es el reino de los refritos, de las manifestaciones de estados de ánimo a partir de frases prestadas? Ya están haciendo falta los Theodore: empleados a sueldo de los que para decir tienen nada, pero necesitan algo. En un ambiente así, ¿a quién puede extrañar andar en calles donde nadie repara en el prójimo porque los pequeños artefactos manuales exigen toda la atención? Según me parece, la foto con la que encabecé este post no proviene de una película y no parece montada a propósito. ¿En qué se diferencia de las escenas de los deambulantes de Her? Solo en el hecho de que en la del encabezado hay un individuo que decide mirar la realidad? ¿O no será más bien... quedar fuera de ella?

3 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo, Douglas...Una inminente realidad (sin entrar en detalles de lo que puedas o no considerar como Realidad)….Esto ya es más Ciencia que Ficción.
    Her es una historia muy humana sobre la evolución…hacia dónde nos dirigimos como sociedad, como se vislumbra nuestro futuro …. una evolución que en los próximos años será conducida a manos del desarrollo tecnológico… Y en efecto, Douglas, hoy día se pueden observar una serie de conductas que nos indican que cada vez estamos más cerca de establecer este tipo de relaciones sentimentales.
    Her recrea un escenario que empieza a vislumbrarse delante de nuestros ojos….Ábrelos.

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    1. Interesante punto de vista. Creo que uno de los aspectos que más trabajo dará será el relativo al asunto ético. Pero las respuestas van a depender de las nuevas realidades y no creo que puedan preverse.

      Gracias, Edgar.

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  2. Me encanta el articulo, y definitivamente creo además que él idealiza samantha, las máquinas sienten? Buena pregunta.Samantha era su codependencia, el mejor guión sin duda para llevarse un oscar! Bravo! Que viva la era de la tecnología!

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