jueves, 1 de noviembre de 2018

LOS MISTERIOS DEL 9: MATEMÁTICA Y NUMEROLOGÍA


El hombre es contradictorio por naturaleza, ya lo dijo Whitman; la época actual ha llevado esa naturaleza contradictoria a un extremo. Por alguna razón, que quizás un sociólogo pueda explicar mejor que yo, el hombre de hoy tiene una profunda crisis de fe en sí mismo. No de otra manera puede explicarse el inusitado éxito en ventas de ese "género literario" que se ha conocido como autoayuda, sustantivo que de suyo es discordante, pues el prefijo auto se contradice con el hecho de que se trata de una búsqueda definidamente externa de solución a problemas reales o inventados. No solo la autoayuda ha florecido: también la religiosidad exacerbada (no hay grupo guasap en el que no circulen estampitas tipo escapulario) y esa forma decadente de misticismo, que convierte la maravilla de lo aun no explicado en una vía de culto semirreligioso. De esta suerte es el correr parejos de términos como astrología y curación cuántica, sea lo que sea que esta última cosa signifique. En todo caso, cualquier fanático de Adriana Azzi venerará por igual a Deepak Chopra y, posiblemente, viceversa.

Aludo a una contradicción, pero aun no la he explicado. La ciencia actual descansa sobre los mismos supuestos racionales que la levantaron en los siglos XVII y XVIII, pero algunas de sus conclusiones son chocantes al sentido común. Allí está la gran veta de los "místicos", palabra para la que no consigo mejor manera de ironizarla que con las comillas. Se hace "misticismo" a partir de lo mal aprendido o enseñado. De allí cosas como la curación o sanación cuántica, absurda manera de deformar un conocimiento tan sólido y productivo como la física cuántica. La actitud no es nueva. La robusta matemática que legó el pitagorismo del siglo V a. C. venía acompañada de abstrusas creencias que atribuían a los números características humanas o divinas. Por allí empezó la cosa. Pero sorprende que a 2600 años de distancia la humanidad aun no sepa distinguir el trigo de la paja. Y que sea esta última la que brote de la boca de muchas personas no solo con naturalidad, sino también con impostora autoridad.

Empujan estas reflexiones uno de los tantos vídeos sobre la materia que uno consigue por Facebook. Alude éste a los "misterios" del 9, partiendo del "enigmático" hecho de que la circunferencia tiene 360 grados y que 3+6+0=9. A partir de allí se enuncia una lista de "insondables" de la misma naturaleza. Pero dejemos de lado la ironía y veamos que tan insondables son las cosas que nos muestra el vídeo. Comencemos por decir que manejamos los números con un sistema posicional y de base 10. Son dos cosas: posicional significa que los dígitos con los que escribimos los números tienen valor de acuerdo a su posición, así en 666 el primer 6 es 600, el segundo 60 y el último 6. (¡No es nada diabólico, chico! El 6 fue lo primero que se me vino a la cabeza.) Por su parte, de base 10 o decimal (es lo mismo), significa que solo necesitamos diez símbolos diferentes para representar cualquier número y los indios nos regalaron estos: 0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, con los cuales hemos estado muy conformes y cómodos desde finales de la Edad Media.

Ahora bien, ¿es necesario que todo sistema posicional sea decimal?... Rotundo NO de respuesta. La única razón parece ser anatómica: tenemos diez dedos y nos iniciamos con ellos en el conteo. Por eso a los números de la lista anterior los llamamos dígitos, palabra que viene de dedo. Pero supón -haz el esfuerzo, lector- que en vez de diez tuviéramos ocho dedos, como en el mundo de los Simpsom. Ese simple detalle podría habernos conducido a otro sistema de numeración, uno de base 8, lo que hoy llamamos octal. En ese sistema los indios, de seguro, nos habrían dado solo ocho dígitos: 0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7. ¿Y cómo seguimos aquí la secuencia? Pues... igual: al llegar al dígito más alto, rotamos de nuevo al 0 y empujamos las cifras a la izquierda, como el contador de kilómetros del carro:

0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 20, 21, 22, etc.

Pero, por supuesto, a pesar de usar símbolos comunes ya las cosas no significan lo mismo. En el hipotético mundo de ocho dedos, un corral de 12 gallinas significaría esto


y no esto
(Los matemáticos expresan el hecho anterior dicendo que 12 octal es igual a 10 decimal y, como es de esperarse, muestran cómo una cifra octal se puede escribir de manera decimal y viceversa. No tenemos por qué entrar en ese embrollo, pero saludo a los lectores curiosos.)

Esta sería nuestra tabla de sumar si usáramos el sistema octal:
significa lo mismo, pero escrito de manera diferente. Te invito a descifrar.

Volvamos ahora al 9 y sus supuestas propiedades mágicas. En el sistema decimal, el 9 es el mayor dígito, pero en el sistema octal se escribe como 11 de manera que ahora se expresa con dos dígitos. En otras palabras: ser el mayor dígito es un accidente derivado de la base del sistema posicional usado, no da ningún privilegio a ningún número. Pero continúo: si te molestaste en ver el vídeo lo primero que notas es que la circunferencia tiene 360 grados y eso -según el autor del vídeo- no es casualidad. Pues... ¡sí que lo es! Si yo quisiera que la circunferencia tuviera 500 o 192 grados simplemente la dividiría en 500 o 192 partes iguales y a cada una la llamo grado. ¡San Seacabó! Lo que pasa es que hemos convenido desde hace mucho tiempo en 360 porque es un número que tiene una gran cantidad de divisores y además es una buena aproximación a la cantidad de días en un año, es decir, al tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta alrededor del Sol.

El otro punto en el que se solaza el vídeo es que 3+6+0=9, pero si divido la circunferencia en dos queda 180 y 1+8+0=9 y si la divido en cuatro partes, etc... siempre la suma de las cifras resulta 9. ¡Otra vez la magia del número 9! Pero no hay magia por ningún lado. Hay una explicación perfectamente racional a este hecho. Si tienes cualquier número (te propongo 2635, pero escoge el que tú quieras) y le restas la suma de sus cifras (2+6+3+5=16, 2635-16=2619), lo que te queda es múltiplo de 9; en efecto 2619/9=291, exacto. ¿A qué se debe esto? No entro en muchos detalles, pero mira lo que sigue:

esos unos que quedan a la derecha son los responsables de separar las cifras del número, pero observa que lo que tienen a la izquierda es precisamente un múltiplo de nueve. Por lo tanto, si originalmente el número fuera múltiplo de 9 (como 360) entonces la suma de sus cifras también será múltiplo de 9. No hay ninguna magia: todo lo resuelve el pensamiento racional. A menos que pensemos que disponer de un pensamiento racional es un hecho mágico... discusión cuya profundidad me está vedada.

Pero falta más según el vídeo: la mitad de la circunferencia, su cuarta parte, su octava parte... todas cumplen con que la suma de sus dígitos se reduce a 9. ¡Por supuesto! Después de todo 360=9x40 y las divisiones por 2 afectan al 40 y dejan quieto al 9. De manera que podemos decir, en un sentido bastante extendido para incluir los decimales que nos den, que todos los resultados son múltiplos de 9 y por lo tanto la suma de sus dígitos se reducirá a 9 finalmente.

La magia desaparece cuando nos damos cuenta de que en un sistema de otra base esta propiedad ya no es válida. Por ejemplo, en el sistema octal 360 se escribe 550 (me crees o sacas la cuenta, tú decides, lector). Pero, si te fijas en la tabla de sumar que tienes arriba 5+5+0=12 y 1+2=3. ¡No da 9! Pero ahora te tengo una sorpresa curiosa. Supongamos que en vez de 360, la circunferencia tuviera 280 grados. Este es un número múltiplo de 7 y en el sistema octal se escribe 430. Pero 4+3+0=7. ¡El número mágico ahora es el 7!... En realidad lo que sucede es que si tenemos un sistema de numeración de cualquier base, los números que sean múltiplos del dígito más alto reducirán la suma de sus cifras a ese dígito. No lo voy a demostrar, pero a lo mejor algún curioso lo intenta.

Por cierto, el vídeo dice que todo esto es consecuencia de la teoría de los vórtices. ¡Vaya usted a saber qué es eso! Pero nada mejor que un nombre misterioso para caerle a embustes a la gente.

21 comentarios:

  1. Divertido y educativo....como todos tus artículos... Sólo cuatro cositas: 1) Por qué dices "Pero sorprende que a 1600 años de distancia"... ¿Será por el modelo atómico de Democrito y Leucipo, o tal vez por Hipatia?. 2)Por qué en la tabla de la suma en octal no incluyes la columna y la fila del cero. 3) Hablas de "las cosas que nos muestra el video" y no se a cual te refieres de los muchos que pululan en las redes sobre el 9.¿El Link? 4)La teoría de los vórtices ¡Vaya usted a saber qué es eso! Es joda, no?... Venga, conociendo lo buen buscador que eres...Saludos y Felicitaciones Douglas una vez más.

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    1. Uno por uno: 1) Tienes razón: son 2600 años de distancia. Se me debe haber deslizado la tecla. Corrijo. 2) Bueno. Supuse (a lo mejor una mala suposición) que todo mundo sabe que sumar cero no altera al otro sumando. 3) La palabra Facebook es un enlace al vídeo; fíjate que está en color distinto a las demás letras. Aquí también (me acabo de dar cuenta) hay una suposición errónea de mi parte. 4) ¡Claro! Pero el pobre Descartes no tiene la culpa de que lo pongan a hablar mágicamente de cosas que dominaba perfectamente de manera racional.

      Gracias por leer, Hermano. ¡Y comentar, sobre todo!

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    2. Aclarado todo... Pero, eso si, no como mi vista, que ya no ve las diferencias de colores...Jejeje... Gracias a ti... por publicar.

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  2. Los magos siempre están contando con la ignorancia del que supuestamente "ve".

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  3. Lamentablemente no manejamos una representación canónica de los números naturales, que sea independinete del sistema de numeración elegido. la elcción del 10 como base del sistema es una cuation de tipo cultural. Gracias a la revolución francesa y los cañones de Napoleón Bonaparte se impuso este sistema decimal a nivel mundial....En el futuro, dominado por los robots, solo habrán ceros y unos....Saludos.

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    1. Gracias, Lico, por comentar. Debe ser difícil esa representación canónica: ojalá no haya que tener la memoria de Funes para ella. Es bueno aclarar que los franceses impusieron el sistema decimal para las mediciones, pero ya tenía rato allí para la representación de los números.

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    2. Cierto, el sistema decimal es bastante viejo. Tus comentarios sobre las propiedades "mágicas" DEL NUEVE SON MUY ACERTADOS. ¿Hasta cuando esta plaga de numerólogos, nigrománticos, presdigitadores, brujos y charlatanes de oficio, seguirán medrando por el edifico de la matemática con sus piruetas acrobáticas?

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    3. En donde pueden meter la mano la meten: si no, pregúntale a la física cuántica.

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  4. Un mundo perdido con su gente divagando. Como los ídolos se caen hay que buscarlos en las matemáticas. Divertido e interesante tu escrito, pero mi deformación profesional me indica que no es fácil la lógica con los delirios. Termina uno por estrellarse. Abrazo

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    1. Gracias por leer y comentar, Marina, además de manera tan acertada. Coincido contigo: nada puede la lógica contra la superstición; lo demuestra justamente que el siglo de mayor avance tecnológico y científico es uno en el que lo religioso exacerbado y lo francamente supersticioso campean. Pero la pelea hay que darla: algunos punticos gana uno en la tarjeta. Un abrazo.

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  5. Divertido jocoso, muy educativo o mejor dicho ilustrativo ensayo sobre el tema. Lo importante que le abre los ojos a unos cuantos que se creen esas tonterías y que la gente tome conciencia sobre los embustes y pendejadas de la sanación cuántica. Me hiciste mucho reír como siempre

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    1. Gracias, amigo desconocido. Me agrada que te gusten los artículos y que, además, te hagan reír. Si vuelves a leer, ponme tu nombre para personalizarte. Saludos.

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  6. Como siempre, interesante, divertido, ameno, culto y lo hace lamentar a uno no haber tenido un profesor de matemáticas como Douglas y haber crecido creyendo que las letras iban por un lado y las ciencias por el otro ("Graso error" como decía aquel personaje de Benedetti).
    En todo caso y expandiendo a mí siempre me interesó la fascinación de los pitagóricos por los números y su clasificación de los números pares e impares, (si recuerdo bien mis clases de filosofía griega una cierta desconfianza hacia los números pares) y el famoso tetraklys. Tal vez pudieras iluminarnos. Un gran abrazo amigo. H

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  7. Otra y abusando. Te refieres a la numeración que usamos proveniente de los indios. No eran los árabes? (se sabe, el mundo ha vivido equivocado...). Un abrazo y cuentame.

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    1. ¡Hola Héctor! Gracias por leer y comentar. ¿No te hice llegar nunca un ejemplar de mi libro sobre el pitagorismo? Lo corregiré electrónicamente, pero si eres de los que (como yo) disfrutas de sobar el lomo de los libros, se puede conseguir por aquí: https://www.amazon.com/Historia-Matem%C3%A1tica-Pit%C3%A1goras-pitagorismo-Spanish/dp/1490396268/ref=sr_1_3?ie=UTF8&qid=1541429051&sr=8-3&keywords=douglas+jimenez.

      No obstante, ¿por qué no incluir una columna en este blog sobre el siempre bienamado Pitágoras. Ya tú sabes que para mí las sugerencias de los amigos se convierten en órdenes. Comienzo a pensar en el artículo. Es más, lo puedo hacer como un resumen de mi libro. Gracias por la sugerencia.

      Lo que sí creo que tienes en tus manos es mi libro "La aventura de la matemática", la que editó "El Nacional". En el artículo "El cuento de las cuentas" (página 50), comento que la denominación "numeración arábiga" es ganancia de indulgencias con escapulario ajeno: fueron los indios quienes la inventaron. los árabes lo que hicieron fue difundirla... ¡lo cual tampoco es poca cosa, claro! En todo caso, para ser justos, mejor sería "numeración indoarábiga".

      Un abrazo.

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  8. Saludos Douglas. Soy un fiel seguidor de tu blog. Como siempre una lectura divertida y con mucha profundidad a cerca de los sistemas de numeración para ilustrar sobre las mentiras misteriosas. Excelente

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    1. Muy grata tu navegación por la superstición sobre el la "magia de los números". Tu navegación por el valor posicional como clave para la interpretación de los guarismos es muy ilustrativa. Por cierto que el valor posicional ha sido muy estudiado en la teoría del conocimiento la cual pone de manifiesto que todo lo percibido y conocido guarda estrecha relación con nuestra perspectiva o punto de mira condicionado por nuestras conocimientos previos, creencias, prejuicios, valores, cultura y opiniones. La posición es importante no solo cognitivamente sino hedonísticamente también como lo pone de manifiesto ese tratado enciclopédico de las acrobacias sexuales en pos del placer que es el Kamasutra. Por cierto que eso me hace recordar que la mejor posición sexual es una buena posición económica, por aquello de que "chequera mata a galán". La posición también es importante legalmente, no es lo mismo demandar que ser demandado, por ejemplo. La sociología del conocimiento nos hace ser más indulgente con las supersticiones pues nos lleva al entendimiento que ellas son tan hijas de la curiosidad humana, vale decir, de la propensión a explicarnos todo, como lo es la ciencia. De hecho si recordamos a Tomás Kuhn y su célebre "La Estructura de las Revoluciones Científicas" nuestro estupor no tendria límites al conocer cómo conceptualizabamos la electricidad antes y después de B. Franklin o A. Volta. Por estas razones aplicando recursivamente la sociología y teoría de la ciencia a sí mismas podemos concluir que toda ciencia no es sino un sistema de creencias o supersticiones desarrolladas con arreglo a ciertas reglas que les son propias y que en este sentido tanto la ciencia como las supersticiones son dos caras dela misma moneda que difieren en sus algoritmos de producción y precisamente al descubrirlos podemos desmontarlas con otro sistema de creencias: las científicas. En otras palabras, sin superstición tampoco tendríamos ciencias del mismo modo que sin competencia no tendríamos progreso, aunque ello nos habría librado de la eliminación malsana de los rivales. La curiosidad tiene su premio y sus costos: no hay almuerzo gratis dicen los gringos o lo que es lo mismo no hay luz sin oscuridad. Personalmente prefiero este modo de vivir que el de las tranquilas amebas que por millones de años se han mantenido iguales porque no tienen curiosidad, aunque si compiten entre sí. Un gran abrazo.

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    2. Gracias, Daniel, por leer y comentar. Es artículo aparte tu respuesta por lo enriquecedora. "...sin superstición tampoco tendríamos ciencias del mismo modo que sin competencia no tendríamos progreso" es toda una frase de provocación a la discusión.

      Un abrazo.

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  9. Esgrimimos en nuestro comentario anterior la controversial tesis según la cual no es posible que exista ciencia sin que exista al mismo tiempo superstición, porque ambas son manifestaciones distintas de un mismo apresto genético que compartimos con otras especies cual es el de la curiosidad (lo cual plantea si estas estas otras especies tengan o no supersticiones. De hecho, muchos ejemplares tienen, lo que conductualmente podríamos llamar comportamiento supersticioso, por lo que es muy posible que si tengan cognitivamente también lo que llamamos supersticiones. A. Damasio neurólogo premio Principe de Asturias por sus aportes científicos y autor del extradordinario libro "El Error de Descartes", sostiene en su última obra que todos los animales tiene vida mental).

    Queremos añadir que la existencia de supersticiones ha sido uno de los factores que han estimulado el avance de la ciencia en el sentido de que muchos hallazgos han consistido en someter a escrutinio científico muchas creencias extra científicas las cuales han sido tomadas como la hipótesis nula a ser sometida a contraste frente a otras hipótesis alternas. Tal fue el método seguido por Copérnico y Galileo en relación con el heliocentrismo o de W. Harvey en relación con la circulación de la sangre, por ejemplo. En este sentido muy acotado podemos decir que tenemos ciencia, precisamente, gracias a las supersticiones.

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