miércoles, 21 de octubre de 2009

Evariste Galois: una vida de película


Martes, 29 de mayo de 1832. A pesar de ser un hermoso día de primavera, esa noche estaría llena de bruma para Evariste Galois: sabía con seguridad que a la mañana siguiente habría de ofrendar lo más preciado para un hombre: su vida. Era joven, apenas ocho meses atrás había cumplido sus 20 años, pero estaba tan seguro de lo próximo de su muerte como de lo inmenso de su obra intelectual, la cual se propuso resumir apresuradamente en las escasas horas que le restaban en este mundo.

Galois nació en una Francia aparentemente pacificada en lo interno bajo la férrea mano del Imperio Napoleónico. De familia típicamente burguesa, su hogar se constituyó al abrigo de un padre liberal, una madre conservadora hasta el puritanismo, una hermana y un hermano que lucharía denodadamente para impedir que la obra de Evariste quedara en el olvido, al que podría condenarla la indiferencia de la que fue víctima en su corta vida el precoz sabio.

A sus 12 años y ya con los Borbones restablecidos en el poder, Evariste ingresa al Colegio Louis-le-Grand que, entre sus objetivos tenía el de la formación de súbditos leales al Rey de Francia. Galois, como otros muchos alumnos ilustres de este colegio, no guardaría fidelidad a ningún monarca y, poco a poco, ingresa en el maremágnum político francés que conduciría a los convulsos días de la Revolución de 1830. Paralelo a esta actividad política y a pesar del ambiente profundamente opresivo del colegio, Evariste logra un resplandeciente descubrimiento: posee una aptitud inusual para la matemática.

Iluminado por este descubrimiento, el muchacho -que comenzó su estudio de la matemática por el libro de geometría de su paisano Legendre- la emprende con el álgebra, puesto que observó que ésta no se estudiaba con los mismos patrones de orden y belleza con los que se podía estudiar la primera. ¡Maravillosa decisión! Su minuciosidad y agudeza de pensamiento lo llevaron -por la vía de la búsqueda de fórmulas de solución a la ecuación de quinto grado- al terreno profundo y abarcador del concepto de grupo, estructura teórica de tal generalidad que la propia geometría se puede sustentar sobre ella tal como años después lo demostró el alemán Félix Klein.


Sin embargo, Evariste adolecía de un terrible defecto: la arrogancia. Nunca admitió las dificultades que otros pudieran tener para entender lo profundo de sus planteamientos. Con ello logró que el mundo matemático de la época ignorara por completo sus valiosos aportes, los cuales solo se conocerían cuando -a instancias de su hermano- matemáticos posteriores tuvieron la paciencia necesaria para descifrar este complejo mundo conceptual.

La presencia de la política al lado de su estudio científico lo condujo a una trampa mortal que la policía francesa le tendió: aceptó un duelo por falso motivo de honor. El 30 de mayo de 1832 en la mañana recibió en el estómago el balazo que acabaría con su vida tan llena de realizaciones hasta el momento desconocidas. Definitivamente, la imprudencia no es aliada de la ciencia.

Nota: Esta corta reseña de la vida de Galois es el contenido de un micro de radio que se transmite por Uclavisión radio, la emisora de radio de la Universidad Centroccidental "Lisandro Alvarado" en Barquisimeto. Los textos y la narración del micro están a mi cargo.

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