domingo, 15 de diciembre de 2013

"Wittgenstein" o cómo hacer buen cine con escasos recursos



Lo primero que me llamó la atención fue la recomendación Facebook de Carlos Rojas: desconocía que hubiera un film dedicado a Ludwig Wittgenstein. Todavía no he podido leer la biografía de él -escrita por Wilhelm Baum- que compré en el año 98; me hace recordar con particular intensidad una traviesa parodia de Lewis Carroll acerca de la sequedad de un libro de historia primaria, apenas en el tercer capítulo de Alicia en el país de las maravillas. Así que me imaginé (o traté de imaginarme) cómo se puede hacer una biografía filmada (biopic) de alguien tan poco espectacular. No obstante, recordaba las escenas iniciales de Los crímenes de Oxford de  Alex de la Iglesia, dedicadas justamente a nuestro filósofo de marras, absorto -cual moderno Arquímedes- en la redacción de su Tractatus en medio del fragor de la batalla, en plena Primera Guerra Mundial. Quizás haber participado en una guerra -redactando entre disparo y disparo, una de las más grandes obras de la filosofía del siglo XX- y ser homosexual -en una época en la que no se soñaba siquiera que podían tener derechos- daría material suficiente para lo que la gente suele ir a buscar dentro de las salas de cine: espectáculo.


Mas no contaba con que la película fue dirigida por Derek Jarman (1942-1994), cineasta que -hasta este momento- no había hollado los amplios terrenos de mi ignorancia. Indago sobre él y lo consigo defensor de los derechos de los homosexuales, así como prematuramente muerto a sus 52 (un año después de filmar la cinta que nos ocupa), producto de la plaga del siglo: el sida; puede uno imaginar entonces que las sospechas estaban bien fundadas. Pero eso es desconocer la inteligencia de Jarman... que no era poca.

Wittgenstein es un montaje cinematográfico absolutamente teatral; asistimos a una obra de teatro filmada y vemos escasamente -sobre un fondo negro permanente- lo imprescindible para comprender la escena que se nos ofrece. Si hace falta un piano, solo estará presente el piano, el pianista y el reducido grupo que hace de auditorio, nada de grandes habitaciones con fastuoso decorado: el minimalismo llevado a su máxima expresión. A Jarman se le fue su escaso presupuesto nada más en pagar a los actores, entre los que contó a Karl Johnson (de parecido impresionante al propio filósofo que encarna), Michael Gough (Bertrand Russel), John Quentin (Maynard Keynes) y una muy solvente Tilda Swinton (Lady Ottoline Morrell). En la ilustración a la izquierda, vemos primero al verdadero Wittgenstein y luego a Johnson representándolo.

A partir de la narrativa de un niño Wittgenstein, que se autorreconoce como infante prodigio, penetramos en la intimidad de una familia Wittgenstein -escandalosamente rica, según su propia visión- y algo disfuncional, al punto de que tres hermanos mayores acaban su vida por voluntad propia. En escena entra un marciano -verde, como deben ser los marcianos, aunque no hayamos visto a ninguno- que entabla debate filosófico con el precoz niño. Los aspectos del debate provienen de la propia obra del filósofo pero -si no los rechazamos por su profundidad intrínseca- moldean una obra perfectamente comprensible, sin necesidad de conocer los escritos del protagonista. Por supuesto, conocerlos hará mayor el disfrute.

El resto consiste en seguir la evolución vital e intelectual del austriaco, en planos muy lineales, cortados por los flashbacks que nos devuelven a niño y marciano. Su intento de hacerse ingeniero aeronáutico; su participación en la guerra; las inquietudes por su origen judío; su fallida experiencia docente como maestro de primaria, incapaz de entender las dificultades de su aterrado auditorio; su homosexualidad; su intento de emigrar a la Unión Soviética; sus dos etapas filosóficas (el primer y segundo Wittgenstein); sus acaloradas discusiones sobre el lenguaje y su relación con el mundo, en Cambridge con Russell y sus propios discípulos y finalmente su fallecimiento.

El fin de su vida es testificada solo por el marciano, ya despojado de su verde, esto es, convertido en un ser humano con todos los problemas que puede tener un ser humano que reflexione. Al comunicar, después de una presentación cuántica, la muerte del personaje, termina con esta reflexión: "La solución del enigma de la vida en el espacio y el tiempo, está fuera del espacio y el tiempo. Pero como todos sabemos, no hay enigmas. Si una pregunta se puede formular, también se puede contestar."

Insisto: la película -a pesar de sus escasos recursos- mantiene el interés de principio a fin. Bello ritmo, sin estridencias y sin facilismos. Este enlace permite bajarla directamente de youtube, pero al final se advierte al espectador sobre la conveniencia de comprarla si se disfrutó de ella. Yo debería buscarla, ojalá la consiga.

10 comentarios:

  1. Douglas: Tus comentarios sobre Wittgenstein son correctos y sinópticos. Yo no creo que hoy se le da tal importancia a su filosofía como se le hizo entre las dos guerras mundiales del siglo pasado. Claro que su filosofía del lenguaje dejó una marca importante, pero Chomsky, Quine, Putnam, Davison y otros avanzaron muchísimo más que él. Sobre lógica su huella es mucho menor. Las tablas de verdad es un invento práctico, como aparecen en su forma rudimentaria en el Tractatus; pero no le llega ni por las mochilas a Frege y a Gödel. Sobre este último ni Whitehead ni Russell ni Wittgenstein se dieron por enterados de su revolución, tan grande en lógica, como la relatividad o la cuántica en física. Von Neumann que quizás era el mayor genio entre todos, sí estuvo claro (por cierto el modelo metafísico que me agrada es el que Stapp propone tomando a von Neumann, Heisenberg y William James como base...Esto es lo que me interesa sobre filosofía, lo demás lo busco en la religión).

    En cuanto a su vida personal; no sé si se ve en la película, pero no estoy mu interesado en ella, he leído unas cinco biografías de Wittgenstein y ya no me llama la atención (aparte que se me ocurrió ver Liberace, la película, a quien admiré como artista y la película trata es de su mariqueras y no sobre su tremendo esfuerzo por ser reconocido como exquisito interprete de clásicos hasta de boggie boogie)...Ya está bueno de tanto elogio a a los gay. Sobre aquéllos el mejor trato es el del Papa Francisco: allá ellos y sus gustos. Mi compositor preferido es Piotr Chaikovski y quien piensa en que se le doblaba la mano cuando dirigía su concierto para piano Nº 1...o su Patética), sinceramente...En cuanto a la filosofía de Wittgenstein, el escribió para filósofos profesionales no para el público general por más culto que sea...No sé cómo puede tratarse en una película. Wittgenstein era un atormentado y deprimido por su homosexualidad y su sentido de culpa; quizás por la época igual que a Turing (hoy se hubieran casado en Londres como Alan y Ludwig y la iglesia se hubiera llenado de artistas, filósofos y marines; a lo mejor hubieran vivido felices para siempre o quizás hasta divorciado por el mal carácter de Wittgenstein). No se adaptó nunca ni a su familia,. ni a sus amigos. Parece que peleó con todos, entre ellos con Russell y con Popper físicamente según una anécdota que Popper no dio tanta importancia (la narra en su autobiografía para desmentir que fue amenazado por Wittgenstein). Parece que ante el juicio de Wittgenstein fundamental para él, de la que parte toda su filosofía, según el cual no existen problemas en filosofía sino subproblemas que se disolverían, no se resolverían, con el apropiado tratamiento lingüístico; en su primera fase con la lógica, en la segunda con el lenguaje común (eso generó miles de papers tratando de descifrar cuál es la metafísica (ontología) de palabras tales como "juego" o "martillo", lo que se llamó nominalismo y Popper no creía en eso...Russell lo crítico diciendo que se habían cansado de hacer filosofía seria, lo que molestó enormemente a Wittgenstein, quien le contestó arrecho que cuando no entendiera algo no lo criticara: es decir a qué se refieren en realidad las palabras "juego" y "martillo" lo que todo el mundo cree saber cuando compra una entrada o se da un martillazo; Popper le respondía que sí había problemas y que él había resuelto algunos (varios en lógica de las probabilidades). Wittgenstein tomó un atizador de brasas y lo usaba para reforzar sus argumentos contra la cara de Popper. Por lo visto era una argumentador contundente.

    (1/2. Continúa)

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  2. (2/2. Viene del anterior)

    De cualquier manera estoy cambiando mi PC por el Lap Top y no puedo usar el link de la película aunque tampoco lo encontré) en tus comentarios. Muy bueno por lo demás tu blog. Particularmente, para terminar con Wittgenstein, comparto la opinión de los físicos cuánticos (especialmente Schrödinger, Heisemberg, Pauli y ahora Stapp) de que sí hay algo digno de estudio que se llama metafísica y para saber de qué se trata hay saber mucha matemática.. Es más cómodo filosofar sobre las palabras diarias (hasta yo lo puedo hacer y Joselo lo hacía muy bien, también lo hizo muy bien Corin Tellado, que sobre espacios de Hilbert) . Mis especulaciones las he hecho, como ya tu sabes, el dominio de los Tres Mundos de Popper y lo que una epistemología borrosa con la lógica que la fundamentan (apoyado en la metatécnica y la nanotenología) me parece que abren un mundo nuevo sobre algunos temas importantes de la filosofía (¿qué es lo que hay? o ¿Cuál es la relación mente/cuerpo), que deberán explorar filósofos en en el futuro que Mayz avizora. Desafortunadamente, no sólo estoy viejo sino que tengo muy poca base matemática; pero satisface mi curiosidad saber que dicen estos vergatarios sobre tales temas.


    Saludos,

    Alberto Castillo
    El anciano metafísico

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    Respuestas
    1. hay una terrible falta de visión sobre el pensamiento de Wittgenstein, y creo que también de su personalidad, sobre todo si el argumento descansa en supuestas amarguras determinadas por su sexualidad.
      Wittgenstein considera en su análisis cuestiones de orden metafísico, de hecho basta con centrarse en el 5.631 del Tractatus, y en el planteamiento posterior que se desarrolla a partir de esta idea sobre el problema del sujeto de experiencia, la discusión en torno al contenido de los estados mentales como no representacionales, o incluso los compromisos de dependencia ontológica entre estados conscientes y cuerpos particulares. Por otro lado, creo el análisis del lenguaje del sentido común no se restringe al puro análisis del uso de los términos propios del lenguaje. De hecho, esa visión la toman aquellos que suponen que palabras al aire con un poco de sentido es hacer filosofía, lo cual dudo que sea así. Es necesario tener presente el análisis contra el lenguaje privado que Wittgenstein realizan en sus "Investigaciones filosóficas". Ciertamente Davidson, Putnam, Kripke, o el mismo Quine hicieron avances significativos en la filosofía del lenguaje, pero ya para el caso de Davidson, Putnam y Kripke, la filosofía de Wittgenstein es un tópico a tratar por la relevancia que estos autores le otorgan al pensamiento de Wittgenstein.
      Bueno, esto puede que sea también una visión sesgada.
      A. Briones.

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  3. Alberto:

    Gracias por tu comentario tan enriquecedor y erudito.

    Con respecto a la homosexualidad de Wittgentein, la película toca el tema, pero no creo que si alguien quiera verla por este aspecto en particular, termine muy complacido con ella. En realidad, no es el punto. Quizás lo más "picante" en ese sentido es el hecho de que compartiera un amante con Maynard Keynes, pero insisto en que no hay regodeo alrededor del asunto.

    Muchos de tus comentarios respecto a los temas de su filosofía y su particular y agresiva manera de defenderlos si aparecen como tema.

    Insisto que vale la pena ver la película. Como experimento artístico es interesante y no tiene la pedantería de algunos otros experimentos artísticos. Se deja ver muy bien. Claro... el público que disfruta de Rambo o Schwarzenegger difícilmente la toleraría. Pero ese es otro tema.

    Una última aclaratoria. Cuando estás leyendo un texto en internet y una palabra o frase se muestra con el color predominante cambiado, de seguro que te permite hacer click en ella. Ese es el mecanismo de colocar enlaces.

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  4. Hola, Douglas. De nuevo agradezco que en la ciudad haya personas como tù que fomentan la muy escasa vida intelectual que disfrutamos. El àmbito cultural larense es un epsilòn o mejor, una curva que se aproxima asintòticamente a cero. Gracias, entonces, por estos comentarios sobre películas densas.
    En cuanto a Wittgestein sòlo dos cosas:
    1.-Hace tiempo leì un pequeño libro sobre una corriente psicològica norteamericana (o inglesa ) llamada psicologìa positiva. Allì se comenta que, ya moribundo y con la ùnica compañia de la señora de servicio, en una habitaciòn muy modesta, Ludwig W. le manifiesta reiteradas veces a ella que muere muy satisfecho y pleno por la vida que le tocò en suerte. Asì que aquello de que fue un infeliz y amargado, no sè...
    2.- Lo segundo, siempre asocio las vidas de Ludwig W. y la de Hardy. Las razones quizas sean obvias. De este ùtimo tengo el libro, que tù conoces, sobre Ramanuyan, el gènio indio. No lo he leido completo porque su inglès me es muy dificil, pero creo recordar que en el mencionado libro Hardy afirmò que el ùnico hecho relevante de su vida fuè dar a conocer al mundo la genialidad de Ramanuyan. Creo que exageraba...
    (Pablo Pèrez unexpo)

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  5. Fe de Errata a mi comentario. En el punto 2 parece que doy a entender que el libro lo escribiò Hardy y eso es incorrecto. Es un libro escrito por un inglès cuyo nombre no recuerdo sobre Ramanuya pero ya en el pròlogo se dice que es sobre los dos matemàticos aludidos. Gracias de nuevo.
    (Pablo P.)

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  6. ¡Hola Pablo!

    Gracias por tus comentarios, siempre muy valiosos.

    No creo que haya contradicción entre haber vivido una vida que te satisfaga -ya en el balance final- y haber sido un tipo de muy mal carácter, como en efecto lo fue Wittgenstein.

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  7. Felicitaciones, Douglas. Estupendo.

    Siguiendo el hilo, me atrevo a copiarte otro asombro. Éste, de origen teatral o así imaginado:

    "En el libro de un escritor porteño leí esta noticia: las Investigaciones Filosóficas de Wittgenstein fueron llevadas al teatro. La rareza tuvo lugar en Oxford y le correspondió dirigirla al catalán Llorenç Riber. El insólito hecho se estrenó en algún verano de los años setenta, después de que su director superó la ardua selección del fondo musical, que, contra todo pronóstico, no recayó en Webern sino en Beethoven, quien suena durante toda la obra, a excepción del momento del prólogo, reservado por Riber para un aria de La Creación de Haydn. Algunos avisados recordarán que el prólogo del libro de Wittgenstein es el famoso fragmento de San Agustín acerca de las palabras y de los objetos que ellas designan. Concluirán, entonces, que la selección sonora de Riber fue la más apropiada.

    El autor de la reseña se dice conocedor de algunas experiencias que por su facilidad no merecen ser tenidas como antecedentes de esta avilantez escénica. Recuerda haber asistido a la adaptación teatral de los Diálogos de Platón (que más obvia no puede ser) en la Universidad de Bogotá, así como a la de las Ennéadas de Plotino y a otra del famoso libro de Schopenhauer llamado El mundo como voluntad y representación. Ninguna de ellas, por supuesto, se le acerca en atrevimiento y desafío a la hazaña teatral de Llorenç Riber. Como se sabe, Investigaciones Filosóficas es uno de los textos fundamentales de la filosofía del siglo XX y fue escrito por un genio que pensó y repensó el lenguaje como juego. Alguien dijo una vez, a partir de Wittgenstein: el lenguaje es sólo juegos de lenguaje. Nada mejor entonces que el teatro para demostrar esa tesis.

    Pero como todo debe decirse, no creo que sea impertinente agregar que el genial director Llorenç Riber no existe ni existió nunca. Es una invención de otro genio: el escritor argentino Juan Rodolfo Wilcock, en cuyo libro La sinagoga de los iconoclastas podemos encontrar la explicación de la maravilla que ahora cuento. Puedo asegurarles que Wilcock sí existió. No es una invención de Borges, ni menos aún, de algún ocasional borgeano de la carrera 17 de Barquisimeto, con ínfulas literarias de falsificador".

    (Tomado del blog Duelos y Quebrantos, de FCC: http://wwwconuqueando.blogspot.com)

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  8. Gracias, Freddy. Muy lindo texto. Genial eso de hacer ficción sobre ficción, para que incluso la aclaratoria deje un sabor de ambigüedad. Me gustaría ser un borgeano tan aventajado como tú.

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  9. Gracias a ti, Douglas, borgeano siempre, y generoso.

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