Soñar para que el sueño conforme la realidad de lo soñado es el más perfecto de los laberintos borgianos. En su Antología de la literatura fantástica (recopilada por Borges junto a Bioy Casares y Silvina Ocampo) se recoge el brillante nanorrelato de Chuang Tzu, Sueño de una mariposa: “Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu.”
El sueño, el soñar que se sueña y la identificación de sueño y realidad son tres de las muchas fuentes que nos conducen al infinito, ése que tanto terror produjo a los antiguos griegos. Recursivos en sí mismos se estructuran como laberintos hacia adelante en los que fácil es entrar, pero arduo salir. De estructuras autorreferenciales como éstas está lleno el libro Gödel, Escher, Bach: un eterno y grácil bucle del matemático y físico Douglas Hofstadter, en los que se estudia cómo se puede identificar en la obra de estos tres pensadores (dos artistas y un científico) patrones de recursividad que pueden proyectarse perfectamente hacia lo onírico.
Precisamente, en El origen, película de Cristopher Nolan, hay importantes rastros –claros y velados– de la obra de Escher. En una de sus escenas, dos de los protagonistas caminan por una escalera de Penrose, artificio ideado por el psicólogo L. S. Penrose, padre del famoso físico Roger Penrose. Tal escalera solo nos permite un sentido de recorrido en un circuito cerrado: o vamos subiendo o vamos bajando, pero una vez escogido uno de los dos sentidos estamos condenados a él. Escher utilizó esta escalera en uno de sus cuadros más famosos, Subiendo y bajando. En otra de las escenas una ciudad da la vuelta para encontrarse consigo misma en una reflexión especular vertical; ese giro me hizo recordar –aunque la intención sea algo distinta– el cuadro Galería de pintura del mismo artista.
(Si todavía no conoces a Escher, lector, te invito a que leas mi artículo Maurits Cornelius Escher: la imposibilidad de lo imposible, publicado en el número 20 (Septiembre, 2007) de Principia, la revista de cultura dela Universidad Centroccidental “Lisandro Alvarado”. En el enlace anterior puede bajarse íntegro.)
A Cristopher Nolan también le preocupa el asunto de los sueños; lo demuestran la onírica Memento y la inquietante Imsonia; pero en El origen (denominada Inception en inglés) aborda el asunto de manera muy directa y muy personal. La posibilidad de que alguien se adentre en tu sueño y obtenga información a partir de esta acción intranquiliza, pero sencillamente aterroriza pensar que con ello se puedan manipular y orientar tus decisiones de vida. Todo esto aderezado con mucha acción y un reparto excepcional en el que descuellan Leonardo DiCaprio, Michael Caine, Ellen Page y –nunca tan bella como aquí– Marion Cotillard.
Nominada a ocho premios Óscar logró hacerse con cuatro de ellos: Fotografía, edición de sonido, sonido y efectos visuales. Obtuvo nominaciones a los premios Golden Globe y BAFTA.
"El sueño, el soñar que se sueña y la identificación de sueño y realidad son tres de las muchas fuentes que nos conducen al infinito"
ResponderEliminarExcelente la frase, la reseña y la recomendación!
Aunque al final de la peli, uno se queda con aquel sentimiento agridulce similar al que produce el final de la película Contra Cara (Face/Off) dirigida por John Woo en 1997 y protagonizada por John Travolta y Nicolas Cage...
Saludos cordiales,
Onix
Gracias Onix:
ResponderEliminarNo he visto "Contra Cara", pero con "Inception" no me quedó sentimiento agridulce, antes bien me pareció interesante pues deja justamente en el aire el supenso que nuevamente te conduce al infinito. Te confieso que la primera vez que la vi, una mala interpretación me hizo pensar en un final trivial en el que todo se reducía a un simple sueño; sin embargo aún así me satisfizo pues me pareció un manejo inteligente de la trivialidad.
(Disculpa la tardanza en responder, pero el blogger está infame y ahora -para cerciorarme de no perder lo escrito- debo hacer antes un archivo de texto para copiar y pegar para cuando al blogger se le antoje funcionar correctamente.)
“Of course, there are cases where only a rare individual will have the vision to perceive a system which governs many people’s lives, a system which had never before even been recognized as a system; then such people often devote their lives to convincing other people that the system really is there, and that it ought to be exited from!” (p. 528-491=37 of “Godel, Escher, Bach: An Eternal Golden Braid” 1979 Douglas Hofstadter).
ResponderEliminarYou are a nice example of that, because in a similar way, Hofstadter has convinced you... :)
ResponderEliminarThanks, Mark; your quote is really relevant. I will dare to translate to spanish your excellent text, because my "GEB" is borrowed:
ResponderEliminar"Por supuesto, hay casos en que apenas un individuo excepcional tiene la capacidad de percibir un sistema que gobierna la vida de muchas personas, un sistema que jamás había sido reconocido como tal con anterioridad; entonces estos individuos excepcionales a menudo dedican sus vidas a convencer a los demás de que el sistema está realmente allí y que ¡es saludable salir de él!"
Gödel, Escher, Bach: un eterno y grácil bucle.
Ha, ha, ha! Recursive, indeed, Mark. Very good and smart!But I am not trying to convince anyone of anything.
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