domingo, 28 de agosto de 2011

André Bloch y su extraña eugenesia

En un post anterior comenté de la absurda relación que ciertas personas hacen entre la locura y el ejercicio científico. Tenemos abundantes ejemplos para dar, de científicos de altísimo vuelo que llevaron existencias de las más normales que puedan concebirse. (Sin ir muy lejos, el caso de Euler en el post anterior a éste.) Sin embargo, como suele suceder en cualquier aspecto de la vida, también la ciencia tiene personas que, por una u otra razón, rompen los moldes establecidos de maneras a veces grotescas. André Bloch es uno de estos casos especialísimos.

Nacido en Francia en 1893, ya a los 17 años presentaba junto a su hermano Georges los exámenes para ingresar a la famosa Escuela Politécnica de París. A pesar de las dudas iniciales, que hacían pensar en un mayor talento de Georges, muy pronto André demostró su absoluta superioridad intelectual, logrando el ansiado puesto en la Escuela. Pero eran tiempos de guerra en Europa y ambos hermanos tuvieron que suspender sus prometedores estudios para servir en el frente de batalla.

Ninguno de los dos salió ileso: Georges perdió un ojo y André se lastimó una pierna, producto de una caída. El primero fue relevado, pero nuestro personaje solo recibió un permiso de convalecencia, lapso durante el cual realizó el acto de demencia que da título a esta entrega.

Todo sucedió durante una -hasta cierto momento- agradable cena. La compartían André, su tía, su tío y el propio Georges. Repentinamente, André se levanta de la mesa, muestra un revólver que portaba y dispara sobre cada uno de sus compañeros comensales, segando sus vidas sin excepción ninguna.

Las explicaciones de tan brutal acto nunca han estado claras. El propio Bloch interrogado al respecto, contestó de esta diabólica manera: “Fue un asunto de lógica matemática. En mi familia hay enfermos mentales”. Se deduce entonces, que Bloch concebía su trágico acto como un asunto simple de eugenesia.

No obstante, si solo hubiera sido por lo que acabamos de describir, el nombre de André Bloch en la historia del mundo no hubiera trascendido más allá de los titulares de la prensa sensacionalista. Pero, luego de su reclusión en el manicomio (como se llamaba en la época a las instituciones para enfermos mentales) André continuó sus estudios de matemática, con tan alto nivel que logró trabajar con matemáticos de la talla de Hadamard, Polya, Mittag-Leffler y Henri Cartan.

Su aporte más importante es un teorema conocido con su propio nombre, en el que describe cierta región del plano asociada a un número, que también recibió el nombre de constante de Bloch. Muchos matemáticos trabajaron con él por la vía epistolar, sin saber que su interlocutor escribía desde un manicomio; colocaba como dirección solo la calle y el número del inmueble. El único dato que llamaba la atención era que todas las cartas estaban fechadas a primero de abril.

André Bloch murió de leucemia el 11 de octubre de 1948.

2 comentarios:

  1. Dos observaciones:
    1.-Yo no llamaría "absurda" la relación que algunas personas establecen entre el estudio concentrado de la matemática y ciertos desórdenes psíquicos, porque al hacerlo así ya se descalifica la opinión contraria y eso puede desmotivar el intercambio de puntos de vista y perspectivas.
    2.- Creo que la particularidad de la problemática está en que el estudio absorbente de la matemática es en sí misma una disciplina mental, que puede ejecutarse sin mayor conexión con el "mundo real". Porque lo contrario tambien existe: personas que buscan salir de entornos muy desagraddables aislándose en esos estudios. Un matemático dijo: "...podemos hacernos la reflexión de que a menudo el matemático, indirectamente, hace más en favor de la felicidad humana que la mayor parte de sus contemporáneos dedicados a actividaes prácticas". Es decir, la matemática es una disciplina cuyo estudio profundo puede desconectar de las circunstancias del día a día.

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  2. Gracias por comentar, amigo Anónimo:

    Sí... es cierto... los calificativos suelen traer este tipo de problemas. Sin embargo, aclaro que la idea no es tratar de desmotivar cualquier punto de vista; al contrario, el blog lo que pretende es motivar nuevos o distintos a los míos. Lo de "absurda" va contextualizado con la entrada anterior a la que hago referencia, esto es "Locura y matemática". En fin: mi idea es leer cosas acerca de lo que escribo... ¡cualquier cosa!

    Desde los tiempos de los antiguos griegos, se concibe al científico como un ser aislado de su entorno; para confirmar se puede leer el diálogo "Teetetes o de la ciencia" en donde Platón pone en boca de Sócrates la dichosa anécdota de Tales cayendo en un hueco por mirar las estrellas, cosa que le reclama una anciana paseante. Esto ha apoyado la creación de un estereotipo de científico, al que Einstein, con su descuido personal habría contribuido grandemente. Por eso, en las caricaturas de científicos locos, todos se parecen a Einstein. Pero si a alguien no se le puede llamar loco es precisamente a él. Ahora, yo me imagino que si a Einstein su mujer le recordaba el recibo de la luz, él comenzaba a pensar en el efecto que la gravedad tendría sobre los fotones y luego se le olvidaba pagar la luz en el camino a la universidad y, finalmente, se la cortaban.

    Ahora bien, la señora que teje también consigue ideas para hacer sus puntos en cualquier circunstancia de la vida y así se puede decir para cualquier actividad en la que nos reconcentremos. Lo que se me hace difícil deducir es que esto pueda llevar a alguien a la locura... a menos que ya haya algo de la locura instalado en él. Me explico: la locura debe ser previa al ejercicio científico o a la lectura de las biografías de Napoleón. (Claro... yo debo ser un perfecto loco hablando de estas cosas sin ser psiquiatra.)

    Para finalizar mi punto de vista al respecto, quisiera decir que el estereotipo ayuda a exacerbar ciertas conductas que, en principio, se asumen para llamar la atención, pero luego el usuario de ellas se acostumbra y permanece como un excéntrico, muy contento consigo mismo por marcar la diferencia.

    Es interesante la cita ésa relacionada con favorecer a la existencia humana; no la conocía, me gustaría saber el autor.

    Gracias de nuevo. Disfruto al leer estos comentarios.

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