Cine-mática (así, con el guion separador) es un título que se compone de dos intenciones que animan mi espíritu: por un lado, el gusto por el cine; por el otro, el disfrute de la matemática que, en años recientes, se ha orientado hacia su historia. Pudiera separarlas pero tienen sus puntos de enlace que me gustaría explorar en algún momento, sin tener que dar explicaciones adicionales. En todo caso, con ellas no corro riesgo de ser acusado de bigamia si las disfruto simultáneamente.
viernes, 2 de diciembre de 2022
TRUQUITOS, MAÑAS Y MALAS COSTUMBRES EN EL APRENDIZAJE DE LA MATEMÁTICA
sábado, 5 de noviembre de 2022
UN POLVO DESAFORTUNADO, PERO UNA PELÍCULA AFORTUNADA
Confieso que soy muy ambiguo en mi relación con la red social Twitter. Todos los días la abro por lo menos una vez, pero no son pocas las oportunidades en que he tenido unas ganas inmensas de cerrar mi cuenta y olvidarme de eso. Un fenómeno que no puedo pasar por alto es que hay algunos tuiteros de una mediocridad excepcional (¿oxímoron?) que arrastran unos números casi millonarios de seguidores. Pero creo que Twitter abre una ventana hacia ciertos aspectos de lo humano que me parecen escabrosos hasta en su carácter de inefabilidad, a menos que tal carácter inefable no sea otra cosa que mi incapacidad de descripción de un fenómeno sociológico harto complejo.
En estos días en que se inventan tantos neologismos (muchos de ellos francamente eufemismos o barbarismos) se me antoja proponer la palabra catosavonismo, como una forma abreviada -casi apocopada- de la conjunción de Catón y Savonarola que muestran algunos cuantos tuiteros. Los catosavonistas expresan sus convicciones morales exentos de dudas; para ellos escribir en Twitter es equivalente a escribir un código en piedra. Muchos muestran en sus epígrafes de presentación sus profundas convicciones religiosas, pero manifiestan una exultante alegría ante la muerte violenta de un delincuente o de un líder político que detestan. Si estos hechos vienen acompañados de un video escabroso mucho mejor para su "productividad" de comentaristas.
La película, excelente, tiene una estructura narrativa deliciosa, separada en tres actos. El primero -un paseo turístico por Bucarest, que nos muestra tanto lo bello como lo feo de la ciudad- nos presenta el problema que genera el drama de la protagonista. El segundo -con textura documental- nos da una serie de definiciones (en estricto orden alfabético) de los términos político-sociológicos que parecieran definir este primer cuarto del siglo XXI; la mordacidad de algunas definiciones arranca carcajadas, pero el profundo humor negro que las envuelve nos deja cierto amargor; provoca anotar algunas de las citas que aparecen en este acto para preservarlas. El tercer acto fue el que me recordó a Twitter pues una caterva catosavonista, sin preparación de ninguna especie para la realización de un juicio, procede al mismo contra una persona que, con sus escasas fuerzas, debe responder a una maquinaria que está dispuesta a triturarla moralmente. No les comento nada del final porque es delicioso.
La mordacidad crítica del filme no deja títere con cabeza en ningún aspecto social. La iglesia y el ejército reciben lo suyo de manera despiada, pero la conducta ciudadana (el ambiente es de plena pandemia: los personajes andan con tapaboca y orden de distancia social) tampoco es dulcificada: algunas infracciones y abusos de tránsito me hicieron preguntarme si estaba viendo una película rodada en Bucarest o en Barquisimeto. Imagino que esto podría, más bien, envalentonar a nuestros tantos abusadores vernáculos.
Hay en la película unas cuantas escenas de sexo explícito tipo porno duro. Y lo comento por dos razones: una para correr a cualquier moralista que se haga la cruz ante la noticia. La otra es porque algunos de los que se persignan no pueden evitar la tentación de verla, una vez que lo saben. Eso sí, nadie que la vea quedará indiferente.
martes, 5 de julio de 2022
LA MEDALLA FIELDS 2022
Este año 2022 es el año del mundial de fútbol, evento de cuyo conocimiento escapan muy pocos seres humanos. Pero cada año de mundial de fútbol ocurre un evento cuya implicación en nuestra vida es inconmensurable y, posiblemente, inefable, pero cuyo conocimiento corre suerte inversa al deportivo. Se trata del conferimiento de la medalla Fields, la distinción más alta que puede recibir un matemático en su vida por la importancia de su obra en la materia.
Al igual que en 2014, este año en ese cuadro de honor está una mujer: es la segunda vez en la historia que sucede.
A continuación les muestro mi traducción de la página de la Unión Matemática Internacional (UMI o IMU, si la prefieren en inglés) con el resumen de la obra de estos pensadores que los hizo acrredores a tan alta distinción. Las fotos también fueron obtenidas de la misma página.
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Maryna Viazovska (Ucraniana, 1984)
Por la demostración de que el reticulado E8 es el empaquetamiento más denso de esferas idénticas en 8 dimensiones, además de contribuciones a problemas extremos relacionados y problemas de interpolación en análisis de Fourier.
June Huh (Coreano-Estadounidense, 1983)
Por llevar las ideas de la teoría de Hodge a la combinatoria, la prueba de la conjetura de Dowling-Wilson para reticulados geométricos, la prueba de la conjetura de Heron-Rota-Welsh para matroides, el desarrollo de la teoría de polinomios lorentzianos y la prueba de la conjetura fuerte de Mason.
James Maynard (Británico 1987)
Por contribuciones a la teoría analítica de números, que han conducido a grandes avances en la comprensión de la estructura de los números primos y a la aproximación diofántica.
Hugo Duminil-Copin (Francés, 1985)
Por haber resuelto problemas de larga data en la teoría probabilística de transiciones de fase en física estadíatica, especialmente en dimensiones tres y cuatro.
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Observen las fechas de nacimiento: todos menores de 40 años. Es un requisito para aspirar a ese premio.
(Si quieren algo más de detalle sobre la medalla Fields, pueden consultar un artículo al respecto en este mismo blog.)